lunes, 6 de diciembre de 2010

Showmatch y los 33... ¿puntos de rating?


La voz en off, desde el control, indica que en dos minutos volvemos al aire. Las bailarinas corren sacándose el abrigo para abrir el bloque bailando, el jurado vuelve a sus asientos, guardan el maquillaje con el que intentaban mejorar su aspecto y Marcelo Tinelli recibe las últimas indicaciones sobre las publicidades que deberá hacer.

Entra la figura escultural de Vanina Escudero junto con su soñador. El show mediático comienza con el último escándalo tratado por los programas sensacionalistas de la tarde. La tribuna toma partido en la situación gritado por su favorito: Matías Alé o Silvina Escudero. El bailarín pintado al óleo, elonga en un costado mientras las cámaras enfocan las tetas de la Escudero. En un segundo plano, los participantes realizan su performance mientras Graciela Alfano centra su atención en su Blackberry.

Un flash informativo irrumpe en los monitores que cuelgan de las vigas del techo del estudio, algo más importante que la frivolidad del programa necesita ser comunicado.

Ya son las doce de la noche, el programa está por entrar en su último bloque, resta una sola pareja por bailar el ritmo de esta semana: adagio de novela. Mientras tanto en chile las excavadoras llegan a las profundidades de la mina en busca de los mineros. El rescate que se postergó por setenta días comienza en el preciso momento en que Jessica Cirio termina de elongar para ingresar a la pista.

Tinelli le habla a las cámaras pero sus palabras no salen en vivo. “No salimos, van los mineros” anuncia la voz en off. Las promotoras de “Motomel” descontracturan su postura, las bailarinas vuelven a sus asientos al costado de la pista. Desde la tribuna, un niño cordobés grita desaforadamente “Tinelli, Tinelli” esperando un saludo del “cabezón”. Con papel y birome en mano, mira esperanzado la espalda de su ídolo.



Federico Hope, uno de los productores, atiende los reclamos del conductor que va perdiendo la calma a medida que el tiempo se consume. Los técnicos intentan, sin éxito, transmitir el rescate del primer minero en la pantalla gigante del estudio para la desinformada tribuna. “Bueno, la pantalla no funciona, vamos a ver el rescate de los mineros en los monitores de ahí arriba” dice el conductor. El asistente del camarógrafo cambia los cables del plasma, en el que el conductor se mira mientras conduce, para poder transmitir allí también el rescate.

Las bailarinas se agrupan alrededor del plasma, un paso detrás del conductor. Los técnicos intentan observar algo de lo que sucede y Moria Casan, afligida, hace reflexiones con su asistente. Graciela Alfano termina su té y Ricardo Fort, sentado a su derecha, desinteresado, se suena la nariz con una toalla de manos. Carmen Barbieri, inmutable, mantiene la misma postura desde su llegada al estudio observando distante lo que ocurre.

“Tardarán como diez a quince minutos en sacar al primer minero” informa la periodista del noticiero del trece. Tinelli, impaciente, ordena salir al aire. Sin embargo, en ese mismo instante, Florencio Ávalos sale a la luz.

Se produce un silencio extraño en el que aparece una seriedad inesperada. Se genera un clima que desentona con la superficialidad del cruce entre las ex novias de Ricardo Fort que se produjo minutos antes. El foco de atención se desplaza del conductor a los monitores.

Luego de diez minutos de tensión, todo volvió a su lugar. Tinelli se ubica en el centro del estudio, las bailarinas comienzan a moverse al ritmo de “Soy Feliz” y los miembros del jurado retoman sus personajes. Graciela Alfano con lágrimas de cocodrilo demuestra sus dotes artísticos.

El conductor dirige unas pocas palabras sobre el asunto que tienen la misma credibilidad que la que tuvo su romance con la cordobesa Patricia “Coki” Ramirez. Sin tiempo para que baile la última pareja, se despide con su saludo característico. Se apagan las luces, se corta la música y la voz en off informa: “En veinte minutos volvemos a grabar”.

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