domingo, 14 de noviembre de 2010

Chascomús



“Chascomús es como el nene rico que tiene todo y no lo sabe aprovechar”, dijo un periodista local. A 120 km. de la Capital Federal, encontramos este paraíso natural, que parece el lugar perfecto para tomarse un descanso de la gran ciudad. La neurosis porteña se esfuma en el instante en que empezás a caminar sus calles, su tranquilidad se ve reflejada en la comodidad de la gente.
La laguna, emblema de la ciudad, marca la diferencia con otros pueblos de la Provincia de Buenos Aires. Kayak, velero, embarcaciones libres, botes
tanto de pesca como de paseo y remo, son algunas de las múltiples actividades que se pueden disfrutar en las aguas dulces. El Club de Náutica, se caracteriza por ofrecer grandes posibilidades a bajos costos. El campeón argentino de pampero; así como también dos campeones sudamericanos de optimist, nacieron de este humilde Club que increíblemente tiene una modesta cuota de $13. En la época feliz, el verano, el Club parece remontar, los jóvenes atraídos por el encanto y la aventura que brinda el agua, explotan todo su potencial.
Conocido popularmente como la capital del pejerrey, la pesca se destaca entre los hobbies predilectos. Cercano al muelle, se agrupan con sus chalecos y sus anzuelos, viajantes de distintos puntos de la capital que buscan el tesoro local. Expectantes al próximo pique, se fusionan los aficionados sin lugar a discriminación ya sea por edad o condición social.
Aquellos impacientes o poco habilidosos, disfrutan de
la pesca del día en el prestigioso Restaurante de Pesca y Náutica. Es también escenario de casamientos, fiestas de 15 y demás eventos, que cuenta con el privilegio de una vista panorámica. Los gasoleros, eligen “Atalaya” como una de las mejores opciones para deleitarse con mate y medialunas durante el atardecer de un día “no agitado”.
Una historia que se repite en Chascomús, es la de Nicolás Almada (28). Es propietario del almacén “El viejo Lobo” y ex estudiante de Comunicación Social de la UBA. Nació en Chascomús y en busca de un futuro académico se fue a vivir a Capital Federal donde estudió. Vivió unos años allí, cumplió su sueño de experiencia profesional trabajando en una productora como editor. Tras cinco años de noviazgo y con futuro promisorio, n
o veía en la ciudad un lugar en el cual formar una familia. La inseguridad, el consumismo y la frialdad de la Capital Federal, le hacían añorar los mates diurnos y los picaditos en el potrero de su pueblo natal. Lleno de proyectos, vio en Chascomús un territorio fértil para el turismo. Esta historia se destaca porque a diferencia del común denominador, Nico llevó a cabo su proyecto. Su comercio es una innovación ya que apunta al turismo vendiendo productos regionales. Además posee una cancha de fútbol con territorios cedidos por el Obispado de Chascomús; que es la primera y única. A raíz del éxito que tuvo este último emprendimiento, nos cuenta que empezaron a surgir otras canchas de fútbol, copiando su idea. A pesar de que cree que la competencia es buena porque reaviva el comercio, también le genera bronca la falta de nuevas ideas de los comerciantes que siempre apuntan a instalar negocios donde tendrán el éxito asegurado.
Es común oír entre los habitantes del pueblo, que Chascomús es un diamante en bruto, lleno de potencial turístico, que no se aprovecha lo suficiente. El Club de Naútica, tan vívido en verano, al terminar la temporada se transforma, los usuarios desaparecen y el presupuesto disminuye considerablemente. La soledad es la protagonista del arbolado parque “Libres del Sur”, que más allá de la hermosa postal que presenta no tiene nada más para ofrecer. El balneario, brilla por su ausencia y los típicos bares juveniles para tomar algo entre
amigos, tampoco existen.
¿A dónde van los jóvenes para divertirse? La alternativa que lleva la cabecera es darse una vuelta por la “Copec”, la estación de servicio situada en la avenida principal del centro de la ciudad. Para ser un verdadero chascomusense, no puede faltar la 110, la moto más utilizada. De 6 a 8, el centro se asemeja a la Avenida Santa Fe, las calles se llenan de caminantes sin rumbo, la cumbia y el reggaetón de los autos inunda el ambiente, y cruzar la calle es toda una odisea. “Pullman”, el antiguo cine que fue convertido en boliche bailable, monopoliza la noche de los jóvenes.

Sus habitantes lo definen como un pueblo cercano al capital, lindo y por sobre todo tranquilo, motivos suficientes para atraer turistas que podrían elegirlo como un destino fijo de vacaciones. Son los lugareños quienes remarcan la falta de desarrollo que podría transformar a Chascomús en algo más que una simple visita de domingo. En Chascomús no se toman riesgos, los ciudadanos apuestan a lo seguro. Jorge Bonavita, el periodista local, nos dijo “¿Chascomús capital de qué? Capital de la nada”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario