miércoles, 3 de noviembre de 2010

Frank Sinatra, il padrone


De sangre italiana, Frank Sinatra estuvo siempre rodeado de amigos. Desarraigado de su familia, para mantener su carrera, combinó la vida de soltero con el amor de sus hijos y sus ex esposas. Eternamente con un ideal el “todo o nada”.
Dolly Sinatra, dijo con orgullo: Sí, mi hijo es como yo. Si se le contraría nunca lo olvida. “La voz” era imprevisible, reaccionaba de inmediato y por instinto. Él mismo que ante la lealtad de sus próximos hacía regalos extraordinarios, que compraba personalmente recordando el gusto de cada uno; podía instantáneamente entrar en un ataque de furia si alguno de sus compañeros hacía algo que no era aceptado por él.
Sus conocidos lo recuerda como un hombre solemne y a la vez humilde por naturaleza. Era común encontrarse al cantante en el bar de Jilly, en Nueva York, charlando cordialmente con figuras del espectáculo como también saludando con la mano a sus paisanos más cercanos. Tenía una memoria increíble para los nombres de pila y se interesaba por la familia de sus seres cercanos.
Su primera hija, Nancy Sinatra, era quien lo comprendía mejor que nadie y con la cual podía actuar libremente. Se veían diariamente, y si no, él la llamaba de donde sea que estuviera. La importancia de su hija se veía cuando su padre cantaba emocionado la canción que lleva su nombre.
Cuando el cantante se sentaba a cenar, en cualquier lugar donde se hallara, sus fieles amigos estaban cerca. Era lo más cercano a la vida familiar que tenía. Un hombre de éxito, que a pesar de sus excentricidades, seguía siendo el chico italiano de barrio de Hoboken.

Perfil de Frank Sinatra a partir de "Frank Sinatra has a cold" de Gay Talese

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